DY GENTE

Su familia, gran pilar

Ser el mayor de tres hermanos y el único varón, no representó una enorme responsabilidad; pero sí un compromiso para Danielo. Sus padres Daniel Octavio y Ana Luisa, quienes consolidaron muy jóvenes una familia unida, educaron a sus hijos por igual, con las mismas oportunidades, obligaciones, ideologías y sin favoritismos, pero, sobre todo, teniendo como valor primordial el trabajo y el servir a los demás.

Desde estudiante le acompañó la iniciativa

Al evocar su época estudiantil, no se recuerda como el más popular o el mejor deportista, pero sí como alguien creativo, con iniciativa, que siempre estaba en el cuadro de honor, que tenía buena relación con los maestros y que estaba interesado por temas que no eran propios de un estudiante.

De hecho, el lado creativo lo heredó de su madre; de su padre, a quien siempre acompañaba en la oficina, la iniciativa en el tema laboral, principalmente. 

La vocación de servir, herencia de sus abuelos

El gusto por servir a los demás es herencia de su abuelo Óscar Hernández. ¿Pero qué hay de ese espíritu liberal, visionario y lleno de curiosidad que ahora lo rige? Ese lo lleva en la sangre gracias a su abuela Damiana, su ejemplo, su motor.

Si hay alguien que más se asemeje a su abuela en toda la familia, es él. La define como “una mujer atípica a su época”, trabajadora y que ha fomentado la equidad en la familia. Alguien que se ganó el reconocimiento y respeto de propios y extraños, al convertirse en empresaria en una época donde ese término no se acostumbraba a utilizar en el mundo femenino. Una persona bondadosa que a lo largo de sus 94 años ha apoyado diversas causas sociales.

Con trabajo llega al gabinete directivo de la empresa

Crecer en ese ambiente fue lo que lo llevó a estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) y, posteriormente, cursar un diplomado de Mercadotecnia Política en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), además de participar en distintas asociaciones empresariales como la Cámara Nacional de Comercio y el Consejo de Empresarios Jóvenes.

Y así llegó la oportunidad de ser Director Creativo de Funerales Hernández, un importante consorcio empresarial del rubro funerario en el norte del país, que fue fundado por su bisabuelo don Francisco Hernández Cano en Chihuahua y que, posteriormente, llegó a Durango a través de sus abuelos Óscar y Damiana durante la época revolucionaria.

El altruismo, una forma de vida

A más de 100 años de su fundación, han logrado consolidarla como una empresa preocupada por atender causas sociales. Y con Danielo en esa área no sería la excepción. 

El joven, junto a su familia, han apoyado en críticos momentos como las inundaciones de la ciudad, el sismo del 19 de septiembre de 2017 en el centro del país o el brote de COVID-19 que afectó a varios asilos locales, donando servicios funerarios a quienes perdieron la vida. También respaldaron al sector salud durante las restricciones de movilidad por la pandemia, brindándoles transporte gratuito hasta sus centros con la que trabajo y realizaron el #RetoTigre, iniciativa con la que donaron más de 2 mil cobijas para familias de zonas vulnerables en época invernal.

Danielo ha apoyado a la cultura desde el sector empresarial, financiando cortometrajes, realizando exposiciones, emitiendo convocatorias u ofreciendo becas a talento emergente, además de fomentar un programa nacional con el que promueve y resguarda las tradiciones mexicanas a través de altares monumentales referentes al Día de Muertos, porque sabe que el arte en sus múltiples expresiones alimenta el alma e ilumina a la sociedad.

Claro que han surgido propuestas para estar al frente de otros proyectos en distintas ciudades, pero Danielo Hernández es un joven que no se imagina estar en otro lugar, pues su natal Durango le ha dado la oportunidad de estudiar, crecer, formarse y hasta de comer, por lo que hoy más que nunca está convencido de que es aquí donde tiene que transcurrir su vida.

Ama a su tierra y hoy le duele ver todo el daño que la pandemia ha causado a adultos mayores, madres de familia, al sector médico, empresarial, comercial, artístico y tantos más, pero aun así sabe que deja un gran aprendizaje e invita a reflexionar que no importa de dónde venimos ni a dónde vamos pues todos tenemos la misma fragilidad y necesitamos ser solidarios, mirar al pasado y entender que urge cambiar para transformar nuestra propia historia, una que se escribirá con la nueva esperanza de todos los duranguenses, incluyendo la de él.